Reflexiones afrodescendientes para la Cumbre del ALBA – Por: Jesús Chucho García

En nuestra América, o para ser más explícitos, en América Latina y el Caribe se vienen ensayando procesos de integración que rompieron definitivamente con el paradigma de ser “el patio trasero” del imperialismo norteamericano en conexión con la Europa intervencionista y recalcitrante.

Todos sabemos que el proyecto Área Libre de Comercio (ALCA) ideado por el gobierno estadounidense de Bill Clinton y proseguido por el de George W. Bush, como modelo de integración, fue derrotado y cuestionado a raíz del concepto de soberanía impulsado por el proceso bolivariano, liderado por el presidente Hugo Chávez. El ALCA, que había nacido en el año 1994, una década después, en diciembre del año 2004, Fidel y Chávez comenzaron a cavar la fosa de ese proyecto neocolonial, proponiendo la creación de la Alianza Bolivariana de Nuestra America (ALBA), iniciada por Cuba y Venezuela. Posteriormente se fueron sumando otros países que estaban sometidos a la dependencia imperial, asfixiados por la deuda externa, sometidos al hambre y a la humillación. Bolivia se une en 2006, luego lo harían Nicaragua (2007), Antigua, Barbuda, Dominica, Saint Vicent y Las Granadinas (2008), que se sumarían valientemente pese a la presión de Estados Unidos. Siguieron Ecuador (2009) y después Haití, Santa Lucía y Surinam (2012). Honduras se había incorporado en el gobierno de Manuel Celaya, pero después del Golpe de Estado se retiraron.

Etnoexclusión sin querer querendo?

Uno de los principios del ALBA es la lucha contra la pobreza y al mismo tiempo contra la exclusión social. Los países del ALBA tienen en sus 2.540.526 kilómetros cuadrados, casi 80 millones de habitantes. Mas del cincuenta por ciento son afrodescendientes y en gran parte se han estado beneficiando de las políticas de inclusión. Pero la inclusión no solo es la derrota de las aberraciones de la exclusión: hambre, falta de educación o ausencia de atención en el campo de la salud.

La inclusión debe ser más que eso, es incluir en las políticas del llamado Tratado de Comercio de los Pueblos, nuestra participación como actores de desarrollo económico justo. Pongamos el ejemplo del cacao: si nosotros, en Venezuela, y Ecuador poseemos unos de los mejores cacao del mundo, ¿por qué no se ha hecho una alianza estratégica “Gran Nacional” entre Esmeralda y Barlovento para abastecer en conjunto nuestro mercado interno del ALBA y luego la demanda europea o asiática?

El Banco del ALBA arrancó con casi dos mil millones de dólares: ¿cuántos afro o indígenas se están beneficiando de los créditos del Banco del ALBA? ¿o serán las burguesías nacionales de los países del ALBA que han acaparado esos créditos? Pero también la inclusión va mas allá, está el área de comunicación con el proyecto Albatelecomunciaciones… porque pocos sabemos de lo que pasa en los países del Caribe del ALBA, con la excepción de Cuba… ¿por qué no circulan por nuestros canales de televisión información en tiempo real sobre Saint Vicent, Santa Lucía, Dominica o Nicaragua?

La circulación de la cultura de nuestro pueblos también es de un valor inmensurable. El Proyecto Grannacional ALBA Cultural está conformado por cinco programas que agrupan 65 acciones:
1. Producción, distribución y promoción de bienes y servicios culturales.
2. Articulación y desarrollo de redes con movimientos sociales y entidades culturales.
3. Formación de recursos humanos para la cultura
4. Legitimación de los valores culturales latinoamericanos y caribeños.
5. Desarrollo de impacto sociocultural en nuestros pueblos.

Lamentablemente ese programa no lo vemos circular, apenas solo se ha creado una casa de la cultura del ALBA… ¡es una vergüenza que Venezuela no lo haya hecho! Sólo Cuba tiene una casa. Es terrible que la cultura afrodescendiente e indígena entre los pueblos del Alba no circule. La última vez que estuve en Cuba lo hablé con el entonces ministro de Cultura, Abel Prieto, quien estuvo sensibilizado con el tema y hablamos de la circulación de nuestras producciones culturales, pero hoy el proyecto ALBA-Cultura quedó reducido a un premio dado a Benedetti, a una información casi nula en la web del ALBA, al igual que a acciones esporádicas sin un programa cultural de integración etnoincluyente.

¿Para qué sirven los movimientos sociales del Alba?

Para los días 29 y 30 de julio se realizará en Guayaquil, Ecuador, la XII Cumbre de Presidentes del ALBA. A la par de eso se está convocando a la Asamblea de los Movimientos sociales del ALBA (o el grupo de los 200) quienes estuvieron en Nicaragua el pasado 19 de julio con motivo de la Revolución Sandinista, luego estuvieron en Venezuela la semana pasada en la Cumbre de la CELAC y ahora aterrizarán en Guayaquil el día 29.
Estos movimientos sociales decretados por los gobiernos del ALBA excluyeron en la declaración de Nicaragua a los afrodescendientes y para nada tomaron en cuenta la violación y asesinatos permanentes de los lideres afrocolombianos. Esa tendencia de anulación (del grupo de los doscientos viajeros permanentes del ALBA) a las y los afrodescendientes del proceso de integración casi raya en la discriminación racial, pues la expresión “discriminación racial” denota toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública”. Y esa práctica lamentablemente en los procesos de la nueva integración ya se está haciendo una “norma”.

Los Movimientos del ALBA no son solo para atacar al enemigo principal, que ya sabemos y estamos claro quién y quiénes son, deben ser controladores de las desviaciones de nuestros gobiernos, deben ser controladores sociales y no solo reconocer las bondades de nuestros proyectos soberanos e independentistas. Nuestro deber como activista y militantes es defender los avances de nuestros pueblos. Los Movimientos Sociales no deben ser gobierneros o aplaudidores de oficio, tampoco una patota volante que vaya de cumbre en cumbre, vacilándose el “socialismo” sin identificar las ausencias de las políticas de nuestros Estados hacia los sectores más vulnerables. Los Movimientos Sociales deben firmemente combatir las hipertrofias gubernamentales, de lo contrario no son movimientos sociales, así es como lo estamos entendiendo desde Venezuela quienes integramos el Movimiento Social Afrodescendiente.

 

 

Fonte: Aporrea

-+=
Sair da versão mobile