¡Ah! ¡Para hacer una escuela de arte ‘Loubagu’¡

Origem: Stanford.edu

Don Andrés
Anciano garífuna
San Antonio, Trujillo, Honduras

 

¡Ah! ¡Cómo me gustaría fundar una escuela de arte para que la juventud aprenda a trabajar! Eso es lo que más me gustaría hacer en la vida. Yo por mi parte no quiero que mis hijos tengan que ir a bailarle o cantarle a alguien para ganarse la vida – para ganar una mínima cosa como lo gané yo. Durante los dieciocho años que estuve en el Loubabagu, esa champa es todo lo que he ganado. Debía de haber ganado diez más durante mi dieciocho años.

 

Aquí los hondureños quieren vender. Quieren comprometer las playas y las fronteras para hacer hoteles. Esa es la necesidad de una escuela de arte – para que los niños aprendan a trabajar y ver que su trabajo sea apreciado. Que no solamente aprendan a bailar y cantar. Que los niños, la juventud de Honduras, hagan cosas curiosas y bonitas. Que vendan sus artes. Que vendan su trabajo. Que valoricen su trabajo y valoricen su arte. Es por el turismo, pero no solamente por el turismo, que puedan fabricar cosas de valor y salgan a vender. Pueden exportar su trabajo, no solamente el turismo.

 

Hay un compañero de nosotros que fabrica tambores como uno los quiera. Él se llama Ignacio Mejía y vive en la comunidad de Corozal. Ayer, estaba sentado aquí en la playa, cuando pasaron cuatro tamboristas. Unos turistas andaban detrás de los tamboristas y compraban sus tambores y otras cosas.

Primeramente, creo que habría que educar y concientizar a la gente, máxime a nuestros hijos. Habría que abrir talleres para empezar diálogo, para hacerles ver sus necesidades y promover a que trabajen. Es que mucha gente casi no quieren trabajar ya. Mayormente, son los jóvenes. Yo los veo con relojes, chores, tenís, y zapatos bien bonitos – de esos de quinientos,seiscientos lémpiras. ¡Y no trabajan! ¿De dónde lo consiguen? ¡No sé de dónde! Algunos tienen sus hermanos y hermanas en los Estados Unidos. Quizás se lo mandan. No sé cómo lo hacen.

 

Anteriormente, para ver una bicicleta aquí, se pasaba unos diez, veinte años. No la habíamos visto si no ibamos a la ciudad. Ahora, hay más bicicletas aquí que en la capital, Tegucigalpa. ¿Cómo hará la gente para comprar tanta bicicleta? La vida está tan cara ahorita. El pobre lémpira tiene que ir trece cincuenta por un dólar. Y todavía veo que la gente tira lujos, bicicletas, buenos zapatos por aquí y por allá. Y no salen de la comunidad. Cómo harán, no lo sé……

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