Frente a dos feminicidios/femicidios ocurridos en nuestra región en los últimos días, afectando a defensoras de derechos humanos en Guatemala y México, la RSMLAC emitió la siguiente declaración pública.
Declaración pública
¡BASTA DE IMPUNIDAD, LA VIOLENCIA MACHISTA DEBE SER ERRADICADA DE NUESTRAS SOCIEDADES!
La Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, RSMLAC, creada hace 26 años con el fin de articular a organizaciones y personas que defienden y promueven la salud integral y los derechos humanos de las mujeres, denuncia la verdadera pandemia de violencia machista cuya extensión cobra hoy dimensiones gigantescas. No existe país ni región que esté totalmente libre de esta lacra, ni siquiera aquellos que avanzan con mayor consistencia hacia niveles de mayor desarrollo humano y a una mayor igualdad en las relaciones entre mujeres y hombres.
La violencia contra las mujeres se presenta con los más diversos rostros, ya sea violencia en la pareja, abusos contra las niñas, violaciones, incesto, mutilaciones, matrimonios forzados, violencia económica, trata con fines de explotación sexual, acoso, violencia económica, violencia obstétrica, maltrato en los servicios de salud a mujeres que han abortado, uso y abuso de la imagen de la mujer en la publicidad y medios de comunicación, violencia institucional, y la violencia máxima, el femicidio/feminicidio. Asimismo, toda expresión que conlleve una forma de discriminación en base al género, es en sí misma una demostración de violencia intolerable y, sobre todo, injusta.
En estos días, hemos conocido dos casos emblemáticos de esta dramática realidad ocurridos en nuestra región latinoamericana y caribeña, los cuales nos demuestran la total indiferencia de los Estados que continúan siendo negligentes respecto de su responsabilidad irrenunciable de proteger la vida de quienes habitan en cada nación.
Uno de ellos es el brutal femicidio de la activista de derechos humanos Emilia Margarita Quan Staackmann, socióloga, quien trabajaba en el Centro de Estudios y Documentación de la Frontera Occidental de Guatemala (CEDFOG), cuyo foco de trabajo es la promoción de la ciudadanía de sectores vulnerables, como indígenas, mujeres, jóvenes, personas de menores recursos. Ella fue secuestrada y cobardemente asesinada el día 7 de diciembre pasado, mientras realizaba un viaje a terreno junto a su compañero de labores Víctor López. Su muerte incrementó así la larga lista de femicidios/feminicidios ocurridos en dicho país en los últimos años.
Y hoy conocemos la muerte de Marisela Escobedo Ortiz, defensora de derechos humanos en México, quien desde hace años luchaba contra la impunidad respecto del crimen cometido contra su hija Rubí Frayre, en Chihuahua el año 2008, así como contra la impunidad de cientos de femicidios/feminicidios en su país. En este estado, solamente en el año 2010, ya han muerto más de 300 mujeres por la violencia femicida.
La defensora fue asesinada el 16 de diciembre frente a las puertas del Palacio de Gobierno de Chihuahua, cuando realizaba una protesta pacífica para exigir a las autoridades la detención de Sergio Rafael Barraza, asesino confeso de Rubí, el cual había sido liberado por un tribunal de juicio oral. Junto con abogadas del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM), Marisela había conseguido que un tribunal de casación rectificara la decisión de los jueces, obteniendo una sentencia condenatoria contra el femicida, equivalente a 50 años de cárcel. Pero nunca fue detenido, pese a que Marisela entregó datos para su localización.
Ninguna autoridad escuchó sus quejas, e incluso el Presidente Calderón se negó a recibirla. Murió, por lo tanto, por exigir la justicia que todo ser humano merece y demanda cuando ve transgredidos gravemente sus derechos humanos fundamentales.
Frente a estos casos que nos llenan de indignación y que son una muestra de las millones de mujeres asesinadas por el solo hecho de ser mujeres en todo el mundo, es urgente una amplia movilización ciudadana que exija la erradicación de estas conductas violentas que se expresan en todos los ámbitos. Una movilización que ponga en tela de juicio las estructuras socioculturales que permiten que el poder de dominación resida en los hombres, y que el costo de la subordinación recaiga en las mujeres. Esta abominable discriminación subyace en la raíz de todas las expresiones de la violencia sexista, ya que sostiene que el valor de las mujeres es inferior al de los varones y que el ser mujer implica que puede ser disciplinada a través de los golpes, e incluso a través de la muerte.
Sin embargo, nada justifica la violencia contra mujeres y niñas. Los Estados no pueden evadir la responsabilidad que les cabe en la prevención, en la sanción de los delitos, y en la atención y reparación a las víctimas. Y la sociedad toda debe comprometerse en la ruptura de aquellos modelos que han hecho de la violencia machista una práctica cotidiana.
La Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, por lo tanto, hace un llamado urgente para reforzar la acción en las siguientes líneas:
* continuar profundizando las propuestas e iniciativas construidas por el movimiento de mujeres a lo largo de las últimas décadas, con el desarrollo de abordajes integrales alrededor de la violencia sexista, incorporando asimismo a otros movimientos y sectores aliados;
* develar y denunciar los vínculos estrechos entre la violencia machista y otros fenómenos propios de los paradigmas de sociedad hoy imperantes;
* utilizar proactivamente los instrumentos internacionales de derechos humanos que cautelan los derechos de las mujeres todas, al igual que los avances conceptuales construidos en las diversas conferencias de la ONU sobre la condición de la mujer;
* elaborar e impulsar propuestas de transformación sociocultural que permitan deconstruir, efectivamente, los patrones machistas vigentes.
Demandemos una propuesta ética de sociedad basada en la justicia, la paz, el respeto a los derechos humanos, y en la igualdad entre mujeres y hombres. Una sociedad donde la vida de mujeres y niñas sea una expresión de libertad, dignidad y autonomía. Una sociedad donde vivir sin violencia sea un derecho humano pleno de todas y todos.
Santiago, Chile, 19 de diciembre, 2010.
Fonte: Red de Salud de las Mujeres