Origem: Stanford.edu
Nací cantando
Yo soy una mujer que me ha gustado ser artista, desde que yo estaba cipota. Me acuerdo cuando yo estaba en la escuela y la maestra hacía acto cívico, siempre ganaba los primeros lugares en música y canto. Desde la edad de diez años, empecé a cantar. Todos mis parientes tenían sus grupos de danza en Corozal. Es una comunidad cerca de La Ceiba, donde yo crecí. Aprendí mucho de mis parientes, participando en sus danzas. También, nos daban la oportunidad de formar grupos de niñas, enseñándonos todas clases de canciones garífunas.
Llegó el momento en que me casé, y me fui con mi esposo de la comunidad. Pero, no perdí la práctica en cantar. Mi esposo estaba de vocalista en un conjunto musical, y me enseñaba canciones. Hay veces que nos sentábamos en la noche – él tocaba la guitarra y me indicaba cuando entrara a cantar. También, llegó el momento en que me quedé sola. Mi mamá se mudó a Triunfo de la Cruz, y decidí venirme atrás de ella. Quería encontrar ambiente como me había separado de mi esposo.
Canciones sacrificiales de la mujer
Cuando llegué aquí a Triunfo de la Cruz, yo miraba que habían grupos de danza. Pero, ya de personas adultas. Resulta que una señora, Isolina Arzú, tenía un santo que lo celebraban cada quince de julio. Ese santo le reveló en un sueño que quería que los jóvenes tuvieran un grupo de artistas o grupo de danza. Estaban en ensayo para el quince de julio, cuando vi un día que los jovenes no cantaban bien. Con mucha humildez, le pedí a la señora si querían, que me dieran la oportunidad de cantar con ellos. Me dijo que sí, en cuanto me viniera en la noche. Cuando llegué, los tamboristas me daban el ritmo y me ponía a cantar. Y así fue como transcurrimos el año y armamos nuestro grupo.
Yo era la vocalista y coordinadora del grupo. Avanzamos el próximo año, y más jovenos se metían en el grupo. Buscamos un nombre para el grupo y le pusimos,¨Grupo Sacrificio.” Mucha gente preguntaba, ¿Por qué escojemos ese nombre? Le pusimos “sacrificio” como aquí todas somos mujeres, y el trabajo de la mujer en la comunidad garífuna es muy sacrificado. La mujer garífuna trabaja y trabaja – ella va a las fincas, cosecha la yuca, elabora y vende el casabe, busca leña. Nosotras somos las que luchamos por mantener nuestros hijos. Mayormente, somos madres solteras – por eso, nos llamamos, “Mujeres del Grupo Sacrificio.”
Cuando estuve con el Grupo Sacrificio, sólo bailábamos aquí en la comunidad para navidad, año nuevo y las ferias patronales. Nunca pensé que podía ser artista, hasta que llegó el Dr. Rafael Selva Murillo un día y formamos el grupo, Lánigiü Müa. En realidad, ninguna otra persona de nuestra tradición garífuna ha hecho lo que hizo el Dr. Rafael Selva Murillo por la gente garífuna. Digo eso así porque – a pesar de que esa es mi tradición y la vivo aquí en mi comunidad – nunca la había visto de una forma tan maravillosa. La gente de la comunidad también admiró esa clase de trabajo.
Sueños de una mujer artista
Cuando hice mis giras por ser artista, me sentí muy artista, y eso hizo cambiar mi vida. Nunca pensé que yo podía escalar en un avión, que yo podía trabajar en un escenario tan grande, que yo iba a participar en un teatro con muchas luces. Eso ni lo soñé, es para mí un cambio de vida. Cambió más mi situación económica porque para la primera vez en mi vida, podía comprar recuerdos para mis hijas. Es que sufrimos nosotros los garífunas una situación económica terrible en nuestras comunidades.
Siendo artista también cambió mi vida aquí en la comunidad porque ya hay un respeto a mi persona. La gente dice: “Pucha, Neta es ya una mujer artista. Hay que respetarla porque esa mujer tiene un gran apoyo.” Cualquier problema que hay aquí en la comunidad, de canto o de otra cosa, la gente me llega a buscar. Los jovenes llegan buscando mi apoyo e instrucciones en ensayos. Me dicen, “Neta, queremos hacer una presentación. ¿Cómo lo podemos hacer?”
Cambió mi vida porque todo el mundo ya me toma como una artista a nivel nacional e internacional. Eso me orgullece aquí en mi comunidad. Se sienten muy orgullosos no solo de mí, sino de todos los artistas que están en el Grupo Lánigiü Müa. Hemos dado un ejemplo aquí en la comunidad y ahora todo el mundo, todos los jóvenes, quieren ser artistas.
Quisiera que salieran muchas oportunidades de esto para los jóvenes. Soy una mujer de cuarenta años; y tal vez me caduque dentro de diez años. Por eso, lo que aprendo, se lo enseño a mis hijas. Tengo la esperanza que una de mis cuatro hijas siga en mi puesto. Siempre les digo por qué fui artista, y qué es lo bello de ser artista. Hay mucha gente que comenta que una artista es una mujer de la calle. Les digo a mis hijas que, “Esas son puras mentiras. Las mujeres artistas son decentes – siempre están luchando para avanzar y para seguir adelante.”
Cuando uno sale al extranjero y anda por distintos lugares, uno tiene mucha experiencia. Uno mira lo bueno y lo malo que hay en el mundo, y sueña muchas cosas. Siempre llego a mi casa y digo, “Pucha, es bello ser artista.” Espero que una de esas niñas me substituya el día de mañana para que tenga esa experiencia – porque ser artista es lo más bello que hay en el mundo. Así que me alegra mucho, y seguiré siendo artista con el apoyo de la Asociación Cultural InCorpore, Dr. Rafael Selva Murillo, y Lánigiü Müa. Siempre estamos unidos. Que dios nos ayude, y vamos a seguir adelante.
¡Siga! Conozca como Neta y Las Mujeres del Grupo Sacrificio ayudaron a formar el Grupo Artístico Lánigiü Müa. Descubra por qué la comunidad garífuna se molestó por una danza teatral y vino a parar un ensayo.
Fonte: http://www.stanford.edu/group/arts/honduras/discovery_sp/art/music/neta.html
