*Un dolor compartido, pero siempre un dolor
Solidaridad con Miriam Merlet y todas las compañeras muertas en Haití
No hay palabras que puedan expresar el dolor y consternación que sentimos hoy, al conocer el fallecimiento de Miriam Merlet, ocurrido en el terremoto que asoló Haití, país ya suficientemente atenazado por la pobreza y violencia endémicas. A quienes hemos trabajado durante años en América Latina y el Caribe por mejorar la condición de vida de las mujeres y las niñas, por desafiar las iniquidades y violencias con las que tienen que lidiar en su cotidiano, nos cuesta aceptar que una persona tan valiosa, tan llena de vida y con tanta fuerza como Miriam, haya sido abatida por este fenómeno que sesgó miles de vidas en escasos segundos. Nuestra esperanza era que saliera indemne de este trance, pero no fue así.
Hoy recordamos las numerosas ocasiones en que compartimos con Miriam, en reuniones de la Campaña 28 de septiembre por la Despenalización del Aborto, en los encuentros feministas regionales, en la conmemoración de los 20 años de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, RSMLAC, realizada en Puerto Rico el año 2004, en el marco de Cairo + 10. Y por supuesto, también rememoramos sus encendidas denuncias contra el racismo, el sexismo, la discriminación, la injusticia social y, sobre todo, contra la opresión milenaria del patriarcado. Nada la detenía. Con ese ímpetu trabajó durante años en ENFOFAM, organización históricamente ligada a esta Red.
La recordamos también cuando reflexionaba sobre los desafíos de los movimientos de mujeres en la región, y en especial en el Caribe, reclamando por más recursos y mejores apoyos para las mujeres pobres, quienes enfrentan las más duras condiciones de vida y deben luchar denodadamente para al menos subsistir. Por ello, exigía el derecho de toda mujer y de toda niña a tener una vida digna. Derecho siempre pisoteado por quienes detentan el poder.
La pasión de Miriam fue, entonces, la defensa de los derechos humanos de las mujeres, y fue allí, en su patria, donde llegó a ser Ministra de la Mujer… qué coherencia con su trayectoria histórica. ¿Quién mejor que ella podía ejercer un cargo como este? ¿Quién mejor que ella podía hacer valer la participación de las mujeres en igualdad de condiciones con los hombres, y hacerlo desde el mismo centro de poder?
Es por ello que hoy estamos dolidas, perplejas, sin voz. Pues es demasiado difícil encontrar una frase, siquiera una palabra, que alcance a expresar la profundidad del sentimiento que nos embarga. No dudamos que a ella el sismo la encontró trabajando de lleno por alcanzar otro objetivo más, otro paso más en el avance de los derechos de las mujeres, al igual que otras compañeras feministas como Magalie Marcelin, de la Casa de las Mujeres, también víctima de esta tragedia.
La Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, a la que Miriam pertenecía desde hace muchos años, le rinde un sentido homenaje, el que extiende a todas las mujeres que han muerto como consecuencia del terremoto. Que su ejemplo nos acompañe siempre, y que su voces enciendan nuestras voces.
Un saludo sororal para todas las haitianas.
Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, RSMLAC
Santiago, 14 de enero, 2010.*
